Para el gran Poy y los poycitos que nos apoyan incondicionalmente...
"CARTA DESDE EL EXILIO"
Sé que muchas veces se preguntan si me robaron o me perdieron, en donde me encuentro, por donde andaré rodando, o si habré encontrado otro equipo. Algunos pensaban que el querido Figo me tenía guardado, pero no es así. Por lo visto nadie en mi querida Rejuntada tiene la respuesta a esas preguntas. El Tumba se sintió culpable y compró un balón Adidas, blanco, desabrido, insulso, que no me llega ni a la válvula (perdón pero me puse un poco celoso desde que me enteré). Pido disculpas al Tumba por hacerlo gastar, y a ustedes por no estar fecha a fecha desde aquel amistoso contra Factores en el Benjamín Matienzo. Quiero contarles mi propia versión de la historia, para que sepan la verdad y traten de comprenderme.
Era un sábado como todos, en el fixture nos tocaba All Vino y comenzamos siendo una fiesta. Mientras cantaba y alentaba Dale Dale Dale Renjuntaaaa! miré accidentalmente hacia la cancha de hockey, y me cautivó una silueta redonda, esbelta, perfectamente lisa y blanca que se arrastraba rodando suavemente por el pasto de esa cancha. La voz de Freddie Mercury cantando "Love of my life" me atravesaba el vacío existencial, despeinando mi flequillo Nike en mi petrificado ser. El frío mundo se había vuelto borroso al rededor de ella.
A partir de ese momento comencé a perder la noción de mis actos y una extraña fuerza que me impulsaba hacia esa cancha, terminó por llevarme hasta ese cuadrilátero. Era la bocha de hockey más hermosa que jamás había visto y no creía que me estaba enamorando, porque no creo en el amor a primera vista. Los balones somos así. Estamos solos en las canchas y cuando un pata dura te tira lejos, ahí nomás te reemplazan por otro. Y si te pinchan, se hacen los reverendos boludos, y estás días, semanas, a veces meses, tirado y desinflado. En esos momentos los antidepresivos no funcionan. Las pelotas de potrero tienen mas suerte, porque los pibes te tratan mejor que al prójimo. Te quieren, te hacen dormir con ellos, te llevan a pasear, se desesperan por estar con vos a la vuelta del colegio y si te pinchas, al toque te parchan. Yo tuve un poco esa suerte, y sabía que en La Rejuntada me iban a cuidar y a querer. Pero esa tarde todo cambió cuando la miré a ella. Muchas cosas dejaron de importarme.
Me aventuré a rodar hasta donde estaba ella. Al llegar traté de conversar pero me quedé completamente mudo y solo le pude decir "hola" en mi cabeza. Ella se dio cuenta de mi actitud y se ruborizó, le sonreí y también hizo lo mismo. Pero uno de los pibes me buscó y me devolvió a la cancha. No recuerdo quien era porque todavía estaba obnubilado con ella y con esa hermosa música de Queen en el fondo. Terminó el partido contra All Vino y ví que renegaban por el empate, el arbitro y porque varios no fueron. En ese momento supe que era una situación difícil así que regresé al bolso del Chueco. Nunca dejé de pensar en ella, no me dejaba dormir, me desinflaba cada vez que la recordaba.
Pasé un largo tiempo así, pensando en ella y en ese tatuaje de dos elefantitos que tenía su cuerpo. Tristes momentos.
Luego, cuando fuimos al matienzo a jugar el amistoso contra Factores, en una jugada, me reventaron fuera de la cancha, en el aire iba renegando y puteando la acción torpe de esa patada. Pero de repente, cuando caía la volví a ver y todo comenzaba a tener sentido para mí, hasta esa afortunada patas. Bendije la brutalidad de ese jugador rústico., Luego de dar tres botes ya estaba seguro que era ella. Desde el piso le grité ¡ya vuelvo! Tody me encontró para sacar el lateral y minutos después el partido terminó. No había luz.
Aprovechando la oscuridad me escabullí entre los bolsos y fui a buscarla. Estaba convencido de que tremenda motorización por el deseo debía tener un buen puerto. Me jugué hacia el horizonte del amor. Los humanos se juegan por amor, ¿por que las pelotas no?. Al llegar me contó que estaba jugando al hockey en Tarcos y que hace poco había terminado el partido. Se pegó a mi lado y nos escapamos juntos para tratar de ser uno.
Ahora estoy muy contento. Ella resultó ser él, pero me quiere y yo también. Las pelotas somos hermafroditas y no tenemos mambos con los genitalismos y esas cosas de los humanos. Vivimos el amor. Encontré la felicidad. También me hizo muy feliz verlos y ver todo lo que lograron a lo largo de este campeonato. Más allá de lo futbolístico, hablo de la amistad incondicional en el grupo.
Los vi desde lejos en el partido contra HIV, era la primera semifinal y no podía no estar con ustedes. Ahora... qué bien el Ogro anotando con constancia, abriendo el marcador; el GO-LA-ZO de Joselito, que parece que es lo único que sabe hacer. Un rebote al medio del gato, aprovechado por un exconvicto de HIV para cambiarlo por gol. El hipersemenémico de Agusto cumpliendo con la "ley del ex" y aportando con su gol para darle aire a La Rejuntada. Ale con un golazo que hasta ahora ni él se lo puede creer, impresionante. Por último el flamante delantero de la liga tucumana de fútbol convirtió el penal a favor de HIV con asistencia del arbitro. Resultado parcial 4 a 2 a nuestro favor, a la espera del próximo partido.
Estoy muy contento porque supieron ponerle corazón y agallas al extremo, contra el árbitro y contra cualquiera que se puso en frente. Los felicito y estoy muy orgulloso de ustedes. Haré lo posible por ir a verlos en el partido de vuelta y les mando un abrazo grande.
Eternamente suyo. Balón Nike 90